Al parecer, la dura competencia que enfrenta a operadoras como Starlink, de Elon Musk, Project Kuiper, de Amazon, nuevos competidores y entidades resultantes de la fusión de operadoras tradicionales ha llevado a SES, gran empresa estadounidense especializada en satélites, a cerrar un importante acuerdo para adquirir su rival europeo Intelsat por 3.100 millones de dólares (unos 2.900 millones de euros).

Dicha operación se suma a otras dos destacadas fusiones llevadas a cabo recientemente en el sector de satélites. Así, Viasat adquirió Inmarsat por 7.300 millones de dólares (unos 6.800 millones de euros) y Eutelsat fusionó sus operaciones con las de OneWeb.

Según parece, el acuerdo entre SES e Intelsat, calificado como “operación atractiva que mira al futuro”, se ha ido gestando a lo largo de un año, después de que las conversaciones sobre dicha fusión se interrumpieran en junio de 2023.

Mike Thompson, director de la firma consultora Space & Policy especializada en satélites, ha explicado a Mobile World Live que el momento elegido para el acuerdo parece estar estrechamente relacionado con el nombramiento de Adel Al-Saleh, nuevo consejero delegado de SES, que asumió el cargo el pasado mes de febrero.

Thompson, que se dedica a analizar la industria de satélites desde hace más de 30 años, apunta que Al-Saleh ha tenido éxito donde fracasó su predecesor Steve Collar. Así, ha convencido al consejo de administración de SES de que pague el precio necesario para absorber a su principal competidor “a fin de sobrevivir”.

En opinión de Thompson, está “claro” que el nuevo responsable “ha agarrado el toro por los cuernos” frente a la competencia que le plantean simultáneamente una firma ya establecida como es Starlink, la propuesta que Amazon está a punto de lanzar y la entidad resultante de la fusión entre Eutelsat y OneWeb. Todo ello amenaza con transformar la industria de satélites geoestacionarios (conocidos por las siglas inglesas GSO) en un sector “muy solitario”.

Arjun Sreekumar, director de consultoría en Aeroespacio y Defensa de la firma Frost & Sullivan, añade que SES ha buscado estratégicamente el momento oportuno para efectuar la adquisición con los ingresos obtenidos mediante el espectro de Banda-C, “usando deliberadamente los recursos para reforzar la posición de la empresa en el mercado”.

Las MegaLEO

Tal como señala Thompson, los satélites GSO, que proporcionan una infraestructura vital para los sistemas de comunicaciones de todo el mundo y han dominado el sector durante más de 50 años, se ven ahora amenazados por el éxito de los despliegues de grandes constelaciones de satélites más pequeños, las llamadas “megaLEO”, que ofrecen mayores capacidades y menores costes en ancho de banda.

También afirma que, si bien uno de los factores que han favorecido la concentración empresarial es la competencia, el hecho de que operadoras como Starlink y Oneweb hayan llevado a término el despliegue de las megaconstelaciones mencionadas, y que Amazon apenas si les vaya a la zaga, significa que el temor a trastornar la industria de GSO podría ser un factor aún más importante.

Opina que “las nuevas operadoras han desplegado con éxito sus constelaciones y ahora tienen que desarrollar sus posiciones comerciales para sacarles partido. SES e Intelsat siguen acaparando la mayor parte del tráfico mundial vía satélite y la batalla se librará por ver quién transporta dicho tráfico dentro de cinco años.”

Christof Kern, responsable de desarrollo de negocio en Espacio y Satélites dentro de la consultora TTP, ha explicado a MWL que hasta cierto punto puede afirmarse que Musk, en especial, ha “ejercido presión contra las operadoras tradicionales en ciertos segmentos del mercado”. Aun así, ha añadido que el crecimiento de Starlink se debe, en su mayor parte, a “los nuevos usuarios de banda ancha por satélite”.

Según Sreekumar, la creciente dureza de la competencia en el sector espacial impulsa a las operadoras de satélites a buscar fusiones y adquisiciones como “respuesta estratégica”, al tiempo que coincide con Thompson en que el rápido despliegue de nuevas constelaciones satelitales altera el modelo tradicional.

El analista ha declarado a MWL que “las operadoras tradicionales se fusionan a fin de combinar sus capacidades tecnológicas, infraestructuras y bases de clientes, con el objeto de reforzar sus respectivas ofertas”.

Superioridad en satélites

Kern ha destacado el peso y la presencia de las operadoras tradicionales de satélites, que crecen con la consolidación, y ha observado que el acuerdo entre SES e Intelsat marca “un hito importante en el sector”.

Ha explicado que “la firma resultante de la fusión podría ser la empresa de satélites con mayores ingresos del mundo entero y dominar el mercado, así como aprovechar sus amplios recursos y experiencia para determinar el futuro de las comunicaciones por satélite y ofrecer nuevos casos de uso”.

Kern también se ha referido al propósito, expresado por ambas empresas, de maximizar la inversión tanto en satélites GSO como MEO (siglas inglesas de órbita terrestre media), además del potencial de despliegue de LEO (siglas inglesas de órbita terrestre baja), con lo que podrían entrar en competencia directa con Starlink y otras firmas.

“La empresa resultante de la fusión, confiada en la competitividad de dichos satélites frente a la constelación LEO de Starlink, podrá ofrecer una cobertura más amplia de la superficie terrestre a un coste más asequible, si bien con mayor latencia.”

Con todo, Kern duda que a Starlink, respaldada por el poder de Musk, le preocupe mucho lo que hagan firmas como SES e Intelsat.

“Está claro que el objetivo de Musk es reservar todos los lanzamientos de Starlink que pueda, a fin de elevar la valoración de SpaceX. La rentabilidad efectiva de Starlink es algo secundario.”

¿Problemas con los organismos reguladores?

SES cuenta con que el acuerdo llegue a buen término durante el segundo semestre de 2025, pero a la vista de las fusiones cada vez más frecuentes en el sector, ¿cabe la posibilidad de que los organismos reguladores lo bloqueen, o incluso de que grupos de presión constituidos por empresas rivales se opongan a él?

Thompson opina que, si bien dichos organismos prestarán “mucha atención”, es probable que se centren en los costes y la competencia entre consumidores. En dicho sentido, es posible que “favorezcan la entrada de nuevos competidores en el mercado a fin de introducir mayores capacidades en este”.

También señala el hecho de que Starlink ya cuenta con licencia en varios países europeos y ofrece servicio directo al consumidor por un precio atractivo.

Añade que en el sector de los satélites podría haber cierta preocupación por la posibilidad de que operaciones como la de SES perjudiquen a la competencia, porque permitirían “evitar la infraestructura nacional de telecomunicaciones, o por el impacto en la seguridad nacional”, lo que implica que “podrían oponerse a ellos”.

Sreekumar tampoco cree que el acuerdo de SES vaya a ser un camino de rosas, pero entiende que las medidas antimonopolísticas que suelen adoptarse contra fusiones como esta apuntan sobre todo a “la capacidad de la entidad fusionada de controlar una cuota de mercado lo bastante grande como para ejercer una influencia indebida”.

Si se observa la cartera de servicios que ambas empresas prestan en la actualidad al gobierno de Estados Unidos, se aprecia que el negocio, tomado en su conjunto, oscila entre 700 y 800 millones de dólares (entre 650 y 740 millones de euros, aproximadamente).

Según el directivo, “esto no supone más que una pequeña parte del presupuesto espacial estadounidense, que asciende a varios miles de millones, por lo que a primera vista no parece que pueda afectar mucho a la competencia”.

En cuanto a la posible oposición de empresas rivales, Kern no cree que las operadoras recién llegadas vayan a formular grandes quejas, por temor a que estas se vean como un signo de debilidad.

“Con todo, es posible que presionen discretamente en contra. Al fin y al cabo, el EBITDA resultante de la fusión entre SES e Intelsat podría generar efectivo suficiente para lanzar toda una constelación de satélites LEO cada 2-3 años.”

Una cosa es segura: la firma Starlink de Musk, por sí sola, ha puesto en guardia a la industria de satélites. Y, como apunta Kern, no parece ni siquiera que el objetivo del multimillonario consista en obtener beneficios, lo que lo convierte en una amenaza muy peligrosa.