Nokia se dispone a desplegar una red 4G en la Luna a finales de febrero, un hito histórico tanto para las telecomunicaciones como para la exploración espacial, que representa un importante avance tecnológico hacia el establecimiento de la futura conectividad lunar.

A principios de enero, la empresa finlandesa y sus socios —la compañía aeroespacial Intuitive Machines y Lunar Outpost— anunciaron la exitosa integración del Sistema de Comunicaciones de Superficie Lunar (LSCS) de Nokia en el módulo de aterrizaje de la misión IM-2, denominado Athena, preparando así el camino para su despliegue.

Este proyecto ha llevado varios años de desarrollo. Nokia se asoció inicialmente con el grupo Vodafone en 2018 para desplegar una red celular lunar, pero la iniciativa no prosperó y la operadora abandonó el proyecto.

Posteriormente, a finales de 2020, Nokia comenzó a colaborar con la NASA, cerrando un acuerdo por valor de 14,1 millones de dólares (aproximadamente 13 millones de euros) con la agencia espacial dentro de su iniciativa Tipping Point, destinada a desarrollar tecnologías espaciales comerciales.

Ahora que el LSCS y Athena están listos para emprender su exigente viaje al polo sur lunar desde el Centro Espacial Kennedy de la NASA, Thierry Klein, presidente de Nokia Bell Labs Solutions Research, ha explicado a Mobile World Live (MWL) que el proyecto responde a una necesidad significativa de capacidades de comunicación avanzadas en la exploración espacial.

El tamaño de una caja de pizza

A medida que las misiones espaciales se vuelven más complejas, también aumentan las necesidades de comunicación. Klein destaca la capacidad de la tecnología para “conectar cargas útiles, vehículos exploradores, equipamiento científico y astronautas”.

Klein añade que, para que las actividades humanas en la superficie lunar sean sostenibles, “se necesita vídeo de alta definición, intercambio de información en tiempo real, datos telemétricos de los vehículos exploradores y activos robóticos, comunicación de baja latencia para controlar estos mismos activos robóticos e información biométrica de los astronautas. Por tanto, consideramos que ninguna misión puede prescindir de capacidades de comunicación avanzadas”.

Según Klein, el principal objetivo de Nokia es “ampliar los límites de la tecnología” mediante el uso de tecnologías cotidianas como base para las misiones espaciales.

Ian Fogg, director de innovación de redes de CCS Insight, también ha conversado con MWL sobre los planes de la compañía. Ha explicado que la tecnología LTE/4G es una tecnología madura y probada, con una fiabilidad demostrada y una gestión de red más robusta que la 5G, lo que la convierte en una opción ideal para el despliegue lunar.

De hecho, esta madurez resulta especialmente valiosa en las exigentes condiciones extraterrestres. Klein ha explicado que la red móvil lunar de Nokia está optimizada para soportar entornos extremos, desde impactos y vibraciones durante el lanzamiento y el aterrizaje, hasta las temperaturas extremas de la Luna.

Además, el LSCS está diseñado para ser compacto y duradero, siendo factores fundamentales el tamaño, el peso y la optimización de la potencia. Klein explica que “se trata de una red compacta con integración a gran escala, del tamaño de una caja de pizza pequeña, que integra todas las funciones de la red celular”.

El sistema también se ha diseñado para funcionar de manera autónoma en la misión no tripulada IM-2. Klein señala que “hemos desarrollado un marco de fiabilidad del software que garantiza que la red funcione por sí misma. Incluso en futuras misiones tripuladas con astronautas, estos no necesitarán ser técnicos de redes”.

Más cerca de casa

Nokia se embarca en esta misión lunar con el objetivo de establecer la primera red LTE lunar. La empresa se enfrenta a un importante desafío, ya que deberá demostrar la fiabilidad de su tecnología en un entorno sumamente exigente, considerando los elevados costes y riesgos asociados a las operaciones espaciales.

Aunque Fogg considera que el papel de Nokia en el proyecto conlleva riesgos relativamente bajos, teniendo en cuenta que los fallos suelen originarse en los cohetes u otros sistemas ajenos a la conectividad, el despliegue podría aportar un importante valor estratégico en forma de “beneficios de marketing”. Según ha explicado, Nokia podría utilizar el proyecto como un “caso de estudio ejemplar para su negocio de redes privadas terrestres”, demostrando su idoneidad para despliegues en condiciones adversas en la Tierra.

Klein también ha señalado que, en la propia Tierra, sectores de alto riesgo como la minería, la defensa, las plataformas petrolíferas y las infraestructuras remotas podrían beneficiarse de la red LSCS de su empresa. Las capacidades autónomas de la tecnología y su diseño compacto y energéticamente eficiente podrían simplificar las operaciones empresariales y reforzar la seguridad pública en aplicaciones terrestres de alto riesgo. Klein añade que si su empresa es capaz de “resolver estos desafíos en el espacio, las redes terrestres también podrían beneficiarse de las soluciones aplicadas”.

¿Misión a Marte?

La NASA pretende aprovechar los avances en comunicación lunar en su programa Artemis, que busca establecer operaciones lunares sostenibles para finales de la década, como preludio de la exploración de Marte. Según Klein, la misma red utilizada en la Luna “podría adaptarse para su uso en Marte”.

Klein afirma que, aunque los problemas de latencia provocados por la distancia entre la Tierra y Marte requerirían adaptaciones en la arquitectura de la red, “muchas de las lecciones que aprendamos en los despliegues lunares se podrán aplicar al despliegue marciano”. Klein visualiza un futuro en el que los astronautas y cargas útiles se conectarán a redes lunares permanentes, de manera similar a los servicios de itinerancia en la Tierra. El directivo añade que “en última instancia, podríamos imaginar la existencia de un proveedor de servicios lunares”.

En un contexto donde un número creciente de naciones y empresas privadas, como Blue Origin de Amazon y SpaceX de Musk, planean misiones lunares, Nokia podría posicionarse como proveedor preferente de infraestructura de comunicaciones en el espacio. Considerando esta ambición, Fogg subraya que si se desplegaran múltiples redes en la Luna “sería necesario coordinar el uso del espectro inalámbrico, igual que en la Tierra”. La temprana implicación de Nokia en la conectividad lunar podría determinar su futura influencia en un nuevo marco regulatorio que por ahora es solo hipotético.

Lo que es indudable es que, ahora que el módulo de aterrizaje IM-2 se prepara para el lanzamiento, la misión lunar de Nokia nos ofrece una visión de un futuro donde convergen las telecomunicaciones y la exploración espacial, además de ser un potencial catalizador para las innovaciones terrestres.