Los expertos occidentales se mofan de la tan citada idea del presidente Xi Jinping de fomentar nuevos tipos de fuerzas productivas, a fin de promover el crecimiento del país mediante el avance y la autosuficiencia tecnológicos.

Pero la mayoría de los economistas de todo el mundo reaccionan de manera parecida ante las generosas subvenciones a los chips otorgadas por Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y el continuo aluvión de sanciones comerciales contra una lista cada vez más larga de empresas tecnológicas chinas, con especial énfasis en Huawei, así como ante la enigmática prohibición de TikTok.

Pero la mayoría de los economistas de todo el mundo reaccionan de manera parecida ante las generosas subvenciones a los chips otorgadas por Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y el continuo aluvión de sanciones comerciales contra una lista cada vez más larga de empresas tecnológicas chinas, con especial énfasis en Huawei, así como ante la enigmática prohibición de TikTok.

Pero la mayoría de los economistas de todo el mundo reaccionan de manera parecida ante las generosas subvenciones a los chips otorgadas por Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y el continuo aluvión de sanciones comerciales contra una lista cada vez más larga de empresas tecnológicas chinas, con especial énfasis en Huawei, así como ante la enigmática prohibición de TikTok.

Así, por ejemplo, Nvidia se ha visto muy afectada. Hace poco redujo los precios de un chip de IA modificado (esto es, menos potente) en China debido a los controles comerciales de Estados Unidos, al dispararse el volumen de existencias.

La China continental supuso el 14% de la facturación de Nvidia en centros de datos durante 2023, frente al 19% en 2022.

Nvidia declara en su memoria anual de 2023, publicada en mayo, que su “posición competitiva se ha visto perjudicada” en China por las sanciones a la exportación impuestas por Estados Unidos.

En agosto de 2023 se supo que Huawei había logrado desarrollar un chip propio de 7 nanómetros (nm) para su smartphone emblemático Mate 60 Pro, aunque los fabricantes locales de chips no tuvieran acceso a la maquinaria más avanzada. La noticia supuso un duro golpe para el gobierno estadounidense. La torpe respuesta del Departamento de Comercio del país consistió en investigar a Semiconductor Manufacturing International Corp (SMIC) por posibles violaciones de las sanciones comerciales, a pesar de que la importación de su maquinaria había tenido lugar antes de que entraran en vigor los nuevos controles.

Al parecer, SMIC encontró una solución que le permitía utilizar equipos de litografía ultravioleta profunda más antiguos para producir chips de 7 nm, pero a costa de reducir considerablemente el rendimiento, lo que ha afectado a los márgenes. Aunque el gobierno de Estados Unidos se hallara cerca del pánico, los chips en cuestión van dos generaciones por detrás de los semiconductores más sofisticados de producción comercial.

Suben las apuestas

En mayo, el Departamento de Comercio estadounidense adoptó la medida sin precedentes de revocar las licencias de exportación con las que Intel y Qualcomm suministraban chips para smartphones y ordenadores portátiles a Huawei, tras alarmarse por las capacidades de IA de los dispositivos más recientes del fabricante.

Si bien Gina Raimondo, secretaria de Comercio de Estados Unidos, afirmaba en abril que las restricciones están funcionando, los logros de Huawei parecen demostrar lo contrario. Todo apunta a que China está avanzando hacia su objetivo de lograr la autosuficiencia en materia de chips, por elevado que sea el coste.

Unos nueve meses después de la sorpresa que supuso el Mate 60 Pro, cabe constatar que el smartphone emblemático más reciente de Huawei, el Pura 70 Pro, contiene un mayor porcentaje de componentes locales que el Mate 60, con un chipset Kirin mejorado y memoria flash producida por fabricantes nacionales.

Ante las sanciones comerciales estadounidenses, SMIC ha intensificado la inversión. Así, sus inversiones en capital han experimentado un incremento interanual del 77,7% y se han situado en 2.200 millones de dólares (unos 2.600 millones de euros) en el primer trimestre.

En mayo, China puso en marcha un ambicioso tercer fondo para chips, dotado con 344.000 millones de yuanes (unos 44.300 millones de euros) y respaldado por el Ministerio de Finanzas y seis bancos estatales, con el objetivo de respaldar a la industria local mediante préstamos durante un periodo de diez años. La asignación, que según declaraciones recientes de un analista bancario a Bloomberg podría terminar por ser mucho mayor, empequeñece en apariencia los dos fondos anteriores de 139.000 millones de yuanes de 2014 y de 200.000 millones de yuanes de 2019. Pero en realidad estos últimos eran iniciativas quinquenales, por lo que ofrecían mayores sumas de dinero por año, aunque el fondo que ahora se ha anunciado parezca mucho mayor.

Un calendario que despierta sospechas

El fondo de financiación se dio a conocer días después de que el gobierno surcoreano anunciara un paquete de 26 billones de wones surcoreanos (unos 17.600 millones de euros) destinado a la industria de fabricación de chips del país, lo que podría dar a entender que la decisión de China se ha debido a la necesidad de su gobierno de destacar sus “gigantescos” esfuerzos por impedir que su economía dependa de las importaciones de dichos productos.

La financiación china se compone sobre todo de préstamos. Según los medios de comunicación del país, se ofrecen diversos servicios de financiación, como préstamos para innovación tecnológica y financiación de la cadena industrial, a fin de respaldar proyectos específicos.

Los incentivos directos del gobierno estadounidense exigían a los fabricantes de chips el compromiso de realizar inversiones sustanciales.

Tras una fase inicial en la aplicación de la Ley de CHIPS y Ciencia de 2022, por la que se proporcionaron unos 24.000 millones de dólares en créditos fiscales a la inversión en fábricas de chips en Estados Unidos, el Departamento de Comercio concedió a Taiwan Semiconductor Manufacturing Co (TSMC), Intel y Samsung financiación adicional para ampliar sus capacidades de fabricación local.

TSMC recibió 6.600 millones de dólares en financiación directa y hasta 5.000 millones de dólares en préstamos gubernamentales, con la finalidad de financiar una tercera planta de producción de chips en Arizona. Intel, por su parte, recibió 8.500 millones de dólares, y Samsung, 4.600 millones de dólares.


Escisión en la cadena de suministro

Cabe preguntarse a dónde nos llevarán estos movimientos de la industria.

A menudo, las inversiones de los fabricantes de chips en el extranjero no suponen la transferencia de sus tecnologías más avanzadas. La firma de analistas TrendForce informó hace poco de que las nuevas instalaciones de TSMC en Japón y Alemania trabajan sobre todo en ampliar los procesos maduros de 16 y 28 nm, mientras que la expansión de UMC y Powerchip Semiconductor Manufacturing en el extranjero se centra más bien en los procesos maduros de 28 nm y superiores.

TrendForce señala que las tensiones geopolíticas están haciendo crecer la demanda a medio y largo plazo de chips no chinos o taiwaneses por parte de clientes de Europa, Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, mientras que el sistema de producción local de China compite con las cadenas de suministro internacionales, lo que hace cada vez más evidente la escisión entre estos dos segmentos.

Dicha escisión también supone una presión sobre el sector privado, que se ve obligado a elegir bando, o tratar de esquivar las sanciones para poder seguir haciendo negocios tanto en Estados Unidos como en China.

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También queda abierta la cuestión de si el mercado mundial podría sostener fuentes de suministro diversas.

DEBORAH ELMS – DIRECTORA DE POLÍTICA COMERCIAL HINRICH FOUNDATION

Deborah Elms, directora de Política Comercial en la organización filantrópica Hinrich Foundation, dedicada a la defensa del comercio mundial sostenible, ha explicado a Mobile World Live que tratar de poner fin al dominio de la actual cadena de suministro de chips no va a ser fácil, porque la fabricación de chips es muy difícil, sobre todo en la gama más alta.

“No sólo exige mucho capital, sino también importantes inversiones en formación, talento y capacidad productiva. Existen importantes motivos para que la fabricación mundial de chips esté tan concentrada.”

Elms ha explicado que las sumas que se ofrecen para apoyar la fabricación de chips suelen ser demasiado pequeñas y que no permiten acceder a recursos suficientes para lograr un verdadero efecto sobre el resto de los elementos de la cadena de suministro.

Ha apuntado que “también queda abierta la cuestión de si el mercado mundial podría sostener fuentes de suministro diversas” en su franja superior, mientras que en los niveles menos avanzados sí sería posible la fabricación en otros países.

Tal como Richard Windsor, de Radio Free Mobile, lleva tiempo denunciando, la búsqueda de independencia tecnológica dará lugar a dos redes incompatibles, que generarán menos valor que un único sistema mundial y frenarán el crecimiento a largo plazo de todo el sector tecnológico durante los próximos 10-20 años.

La eficacia demostrada hasta ahora por la intervención estatal no resulta alentadora en absoluto, puesto que varias décadas de estudios económicos y ejemplos nacionales demuestran que las medidas de este tipo tienen una eficacia limitada. Sirven, sobre todo, para fomentar el crecimiento de nuevos sectores, mediante el establecimiento del terreno de juego. Pero por lo general no permiten seleccionar a los ganadores.

En última instancia, será la competencia de mercado en condiciones justas y transparentes la que determine los resultados.

Las opiniones editoriales expresadas en este artículo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de la GSMA, sus Miembros o Miembros Asociados.