La división de telefonía móvil de Samsung Electronics ha formulado perspectivas optimistas para el trimestre en curso al publicar las cifras del cuarto trimestre de 2022, en las que prevé un incremento en las ventas de smartphones y en los precios medios de venta, a pesar de la continuada desaceleración económica y de otros factores que contribuyen a la inestabilidad.
Con todo, cree que las ventas de tabletas disminuirán durante el primer trimestre y que el mercado de smartphones se contraerá en el conjunto del año. Según sus pronósticos, el mercado más afectado sería el masivo.
Ben Suh, vicepresidente ejecutivo de relaciones con los inversores, ha declarado en el curso de una teleconferencia sobre resultados que el entorno de negocio se deterioró significativamente durante el cuarto trimestre de 2022 y que la desaceleración causada por los problemas macroeconómicos mundiales ha debilitado la demanda.
Los ingresos de la división Mobile eXperience (MX) and Networks han caído en un 7% con respecto al año anterior, hasta situarse en 26,9 billones de wones surcoreanos (unos 20.000 millones de euros).
Suh explica que el negocio de redes registró un crecimiento de los ingresos, gracias a la demanda nacional de instalaciones 5G y a la expansión en el extranjero.
A causa de la debilidad de la demanda en el segmento de smartphones de gama baja y media, las ventas han descendido en un 19,4% hasta situarse en 58 millones de unidades, y el precio medio de venta cayó un 5,1% hasta quedarse en los 240 dólares (unos 220 euros).
Las ventas de tabletas han aumentado en un 14,3% hasta los 8 millones de unidades.
Daniel Araujo, vicepresidente de la división MX, ha explicado que el descenso en las ventas de terminales destinados al mercado de masas ha sido mayor de lo previsto, pero también ha señalado que los dispositivos emblemáticos siguen vendiéndose bien.
En el conjunto del grupo, los beneficios netos se han duplicado con creces hasta alcanzar los 23,5 billones de wones (unos 17.522 millones de euros), a causa de una reducción en el impuesto sobre pasivos diferidos previamente, relacionados con los dividendos de las filiales.
La facturación disminuyó un 8,2% hasta situarse en 70,5 billones de wones (unos 52.565 millones de euros).
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