El meteórico fabricante chino de smartphones Xiaomi continúa diversificando su gama de productos -e introduciéndose en el campo de la Internet de las Cosas- con el lanzamiento del purificador de aire Mi Air Purifier, de 150 dólares (120 euros). Mediante una aplicación de mando a distancia para smartphone, el equipo proporciona lecturas de polución a los usuarios, que también pueden regular la velocidad de su ventilador y recibir notificaciones cuando haya que cambiar el filtro o sustituir el ventilador interno.
Entre otras funciones del depurador se cuentan un monitor de la calidad del aire en tiempo real y el control automático de la velocidad, junto a un ventilador doble y cuatro conductos de aire que le permiten producir 10.000 litros de aire limpio por minuto. El aparato sólo se venderá por ahora en la contaminada China y no está previsto venderlo en otros países. Xiaomi ya admite pedidos, que comenzará a servir el 16 de diciembre.
Este mismo año Xiaomi ya había probado otros cuatro dispositivos para hogares conectados: una webcam, una bombilla, un enchufe y un centro de control a distancia. Asimismo ha lanzado un monitor de presión arterial y un encaminador WiFi. La expansión de la firma más allá de la creación de smartphones también incluye una pulsera registradora de actividad física y sueño que cuesta 13 dólares (algo más de 10 euros) lanzada en agosto, y la inversión realizada en la empresa norteamericana de ponibles Misfit.
Xiaomi no es la única empresa que aspira a introducirse en el mercado de los hogares conectados. Hace unos meses Samsung compró SmartThings -una compañía de EEUU creadora de una plataforma de domótica- por 200 millones de dólares. Posteriormente, la misma Samsung ha anunciado la disponibilidad del Smart Home SDK, que permite a los usuarios controlar los electrodomésticos mediante un televisor conectado o un smartphone de Samsung.
Además, Samsung ha pronosticado que en el año 2018 habrá en el mundo unos 45 millones de servicios de hogar conectado, un mercado que representará un volumen de negocio de unos 100.000 millones de dólares. No es de extrañar que este mismo año Google pagase 3.200 millones de dólares por Nest, la empresa de EEUU que fabrica dispositivos domésticos conectados como termostatos y detectores de humo.
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