La Unión Europea ha publicado nuevas directrices sobre inteligencia artificial (IA) en el marco de su Directiva de Inteligencia Artificial, que prohíbe determinados usos de esta tecnología. Este marco regulatorio ha generado resistencia por parte de las principales empresas del sector.
La Directiva sobre IA (AI Act), presentada en 2023, establece una clasificación de las tecnologías de IA en niveles de riesgo mínimo, de transparencia, alto e inaceptable, con el objetivo de prohibir los sistemas que amenacen la seguridad y los derechos fundamentales. Las medidas más recientes, publicadas por la Comisión Europea el 4 de febrero, proporcionan detalles específicos sobre la aplicación de estas normas.
Las nuevas directrices, vigentes desde el 2 de febrero, prohíben en la UE los sistemas de IA que realicen “prácticas de manipulación, explotación, control social o vigilancia”. Esto incluye aplicaciones como la puntuación social predictiva, la vigilancia biométrica masiva y la recopilación de datos de reconocimiento facial a partir de fuentes de Internet o cámaras de circuito cerrado.
La normativa también establece requisitos de transparencia para las empresas que desarrollen sistemas de IA de “alto riesgo”, utilizados en servicios públicos como sanidad, evaluación crediticia y migración. Los desarrolladores de modelos de IA más avanzados deberán cumplir requisitos más estrictos, incluyendo supervisión humana obligatoria y evaluaciones de riesgo.
Las autoridades estatales supervisarán el cumplimiento de la ley, con multas de hasta 35 millones de euros o más, según los ingresos globales anuales. Las empresas que incumplan las prohibiciones podrían enfrentarse a la expulsión del mercado de la UE.
Sin embargo, la normativa excluye ciertas áreas como la seguridad nacional, las autoridades de terceros países y organizaciones internacionales que utilicen IA para el cumplimiento de la ley, así como la investigación y desarrollo de IA previa a la comercialización.
Oposición del sector
Grandes tecnológicas como Meta Platforms han expresado su preocupación por la estricta regulación, argumentando que podría obstaculizar la innovación y la inversión en IA. Joel Kaplan, director de asuntos globales de Meta, ha anunciado que su empresa no se adherirá al Código de Prácticas de IA de la UE, calificándolo de “inviable” y criticando las cargas innecesarias que impone a los modelos de IA de código abierto.
Por su parte, el presidente Donald Trump ha advertido a la UE sobre posibles represalias si perjudica a las empresas tecnológicas estadounidenses, declarando en enero que Estados Unidos tiene “quejas muy serias contra la UE”.
A pesar de las críticas, un alto funcionario de la UE ha declarado al Financial Times que el organismo regulador mantendrá su posición sobre la IA, añadiendo que el objetivo ahora es asegurar que las normas favorezcan la innovación tanto como sea posible.
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